Descripción
- La alcachofa se ha utilizado tradicionalmente para aliviar las molestias en la parte superior del abdomen o en la parte inferior del pecho tras las comidas.
Las investigaciones modernas han llevado a los profesionales a extender su uso y recomendarla a personas con desequilibrios en sus funciones intestinales y a personas con mala digestión de las grasas, dispepsia y con síndrome de intestino irritable.
Las hojas de la alcachofa contienen componentes activos, siendo el más importante la cinarina, que confiere gran parte de su acción colerética (aumento de la producción de bilis), colagoga (aumento de la secreción de bilis), hepatoprotectora, regeneradora de la célula hepática e hipocolesterolemiante.
Los principales usos de la alcachofa son:
- Digestiones pesadas, indigestión o gastritis: El aumento en la secreción de la bilis mejora la digestión de las grasas, lo que facilita y acelera la digestión en general. Evita además la producción de flatulencias en el intestino delgado, causadas por una mala digestión de las grasas.
- Enfermedad inflamatoria intestinal: La alcachofa facilita la digestión y regula el transito intestinal, ayudando a aliviar el dolor abdominal y el estreñimiento asociado.
- Estreñimiento: Al estimular las secreciones biliares, facilita la correcta digestión de las grasas ayudando a reponer el ritmo de las evacuaciones. Además, estimula el peristaltismo intestinal.
- Trastornos hepáticos, alteraciones de las vías biliares, como insuficiencias hepáticas, disquinesias biliares, colelitiasis, ya que estimula la síntesis de la bilis y la mantiene en estado líquido.
- Programas de detoxificación hepática: Estimula la eliminación de toxinas del higa vía intestinal.
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